EL AUTOR es abogado y político. Reside en Nueva York.
Quien no respeta su palabra no se respeta a sí mismo y mucho menos a los demás. Y si ‘los demás’ es el propio pueblo la cosa es peor. A partir de esta premisa podemos explicar y entender la facilidad con que el gobierno y los funcionarios perremeístas abusan de la palabra empeñada, dándole lo mismo cumplirla como relegarla, olvidarla o incumplirla.
Con frecuencia, a algunos jefes de Estado y funcionarios se le sube el poder a la cabeza y creen que todo les luce y creen que su alta investidura les da potestad hasta para arreglar después, a su conveniencia, lo que dijeron antes.
Y si creen que lo dicho más arriba coincide con este gobierno, lo felicitamos por su acierto e inteligencia. Un hecho que revela el carácter demagógico del gobierno que encabeza el presidente Luis Abinader es la sarta de promesas vacías e incumplidas, que, si no es un récord, está cerca de eso. A un presidente o funcionario público se le puede perdonar que por circunstancias eventuales y que escapan a su control no pueda realizar ciertas obras prometidas.

Pero cuando las promesas incumplidas son tantas que hasta hacen colas, ya estamos hablando de funcionarios que evacúan promesas como si sufrieran de diarrea demagógica. Cuando esto pasa, entonces nos encontramos frente a la sistematización de la falsedad y la mentira como estilo de gobierno.
Y así, estamos ante un gobierno y un presidente donde las palabras están muy divorciadas de los hechos, donde las palabras se ensartan para construir ficciones que buscan engañar incautos, y hasta en ciertos puntos constituyen una afrenta a la inteligencia del pueblo. Por eso, por tantas mentiras continuas y continuadas, el presidente en su rendición de cuenta tendrá que responder y explicar al pueblo su falta de compromiso frente a lo que dice con tanta ligereza y a lo que deja de hacer sin crear el menor pudor.
Ante esta realidad, vale la pregunta, ¿y qué se puede esperar de un gobierno que cultiva el mal agradecimiento y que no le cumple ni siquiera a sus propias gentes, ni a las bases que lo llevó al poder? Los cuales han sido relegado un segundo plano, y hasta le han matado su ego personal al descalificarlo por incapacidad para poder ostentar una posición pública. De modo, que nos gastamos un gobierno que ha hecho del incumplimiento una línea de conducta que lo definen como persona y como político.
De lo que estamos seguros y convencidos, es que el pueblo y su propia base de partido sabrá cobrarle en las urnas la naturaleza mentirosa de esta gestión. Porque quien construye su capital político recurriendo a los artificiosos métodos del engaño y la mentira, debe pagar políticamente por ello, a menos que el pueblo y los perremeístas de las bases sean kamikaze.
Ante un presidente y un gobierno que juegan al olvido de los dominicanos, tapando una promesa con otra, en sucesión continua; ante un presidente que llena con falsedades e ilusiones la ausencia de logros significativos, se impone la necesidad de castigarlo en las urnas votando por la opción esperanzadora que representa el color de la esperanza.
Pero este artículo quedaría trunco si imitamos al gobierno, haciendo lo mismo que ellos, que no hacen corresponder el decir con el hacer. Por eso, vamos a mostrar solo los casos más conocidos sobre sus consuetudinarios incumplimientos y promesas huecas. Para eso, nos auxiliaremos de una reseña periodística aparecida en el Listín Diario de este viernes, donde se contrasta lo prometido con lo realizado.
Los hospitales
“En el sector salud, vaticinó que serían entregados algunos hospitales en 2022 y que hasta la fecha no inician su remozamiento y otros que no funcionan en su totalidad (Ejemplo: El hospital Padre Billini, hospital de Villa Hermosa en La Romana, el hospital Mario Tolentino Dipp en Santo Domingo Norte, el de Verón en La Altagracia, San José de Las Matas, Jarabacoa, Dajabón, Esperanza, y Teófilo Hernández, en El Seibo, no se tienen detalles de inicios)”.
“Además, prometió entregar el de Nisibón, el de Villa Vásquez y la segunda etapa del hospital San Vicente de Paúl”.
Presa de Monte Grande
“En el discurso declaró de “alta prioridad la construcción” de la presa de Monte Grande y dijo que dispuso los recursos necesarios a fin de terminarla antes de finalizar el 2022, predicción que aún no se materializa”.
Teleférico y Metro
“En su alocución Abinader prometió dos grandes proyectos que serían entregados a finales del pasado 2022. Se trata de la extensión de los teleféricos de Los Alcarrizos que aunque fue supervisada formalmente por el presidente, aún no está a disposición de la población”.
“Además de la construcción y ampliación de la línea 1 del metro, la cual dijo que estaba “en proceso” y que sería duplicada la capacidad de vagones para mediados de este año. Hasta la fecha no se ha aumentado la capacidad del transporte subterráneo, a la vez que se desvanece de acuerdo a denuncias de los usuarios”.
Como para muestra basta un botón, aquí pusimos varios para no extender demasiado estas líneas y hacerlas más aptas para la lectura. Pero son suficientes para demostrar las incongruencias entre lo que dice y hace este gobierno.
Por Pascual Ramirez.
Fuente/AlMomento/FB.
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